El cambio climático es una realidad y al igual que está ocurriendo en otros sectores, los efectos en la viticultura se están haciendo realmente notables en las últimas campañas, lo que requiere un mayor cuidado y vigilancia de la cosecha.
En HANNA instruments hemos realizado una recopilación de las prácticas agronómicas recomendadas y estudiar a su vez en qué analíticas tenemos que prestar una atención especial.
Cambio climático, sequía y cultivo de la vid
El grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático prevén para los próximos años cambios en la región europea que se centrarán sobre todo en:
- Incremento de la temperatura a ritmo elevado.
- Mayor frecuencia e intensidad de eventos cálidos extremos.
- Descenso en la frecuencia de olas de frío y de días con heladas.
Para las regiones del sur de Europa, las predicciones hablan de un calentamiento de al menos 2ºC acompañado de temperaturas extremas, aumento de la sequía, disminución de las precipitaciones, intensificación de los incendios, elevación del nivel del mar, reducción de áreas de nieve y disminución de la velocidad del viento.
Todo ello influye en el cultivo de la vid, adelantando los estados fenológicos de la viña tales como, el desborre, floración, envero y maduración, lo que conduce a cosechas más tempranas como ya estamos detectando en las últimas campañas. Esto conlleva a un alto riesgo de obtener racimos con una madurez desequilibrada que principalmente se definen por:
- Contenido alto en azúcares, y por tanto, mayor grado alcohólico en vino.
- Baja concentración de ácidos orgánicos y un pH alto lo que reduce la capacidad que tendremos después en bodega para envejecer el vino.
- Falta de complejidad, faltan aromas y madurez fenólica.
Lo que se observa en consecuencia, es que se desacopla la madurez tecnológica de la fenólica y aromática.
Hay diversos proyectos en marcha para estudiar en profundidad este tema:
- A nivel nacional tenemos el Proyecto Vitisad (en colaboración con el Gobierno de la Rioja, Navarra, Neiker el instituto francés de la viña y el vino, entre otros ) que trata de mejorar la adaptación de los viñedos de la zona Poctefa.
- Otro de los referentes en este tema, es El Proyecto Laccave en Francia que ya desde 2012-2016 estudiaron estos fenómenos convirtiéndose en uno de los estudios de referencia.
¿Qué podemos hacer para amoldar el sector vinícola a la nueva situación?
A continuación, resumiremos las alternativas o practicas agronómicas recomendadas para adaptar el cultivo de la vid a esta nueva situación y lo haremos desde tres puntos de actuación diferentes: suelo, viña y agua.
Prácticas recomendadas en el SUELO
Una de las principales practicas recomendadas es el uso de cubiertas vegetales. Diferentes especies como gramíneas, leguminosas y sus mezclas plantadas junto con la vid, han demostrado que mejoran la estructura del suelo, la capacidad de retener la humedad y su fertilidad mineral, incrementando el contenido en materia orgánica.
Se limitan además los riesgos de erosión por escorrentía debido a episodios de lluvias torrenciales. La cubierta también influye sobre la temperatura del suelo detectándose reducciones importantes de una media de 10 ºC entre vides con y sin cubierta. De esta forma, se limita la temperatura de los racimos y el riesgo de quemaduras por transferencia de calor y reflexión de la radiación solar.
Las cubiertas deben elegirse teniendo en cuenta siempre la posible competencia que pueden crear con la vid y efectos adversos como un incremento en el contenido de potasio en la baya que puede a su vez contribuir a un incremento de la acidez.
No obstante, en la mayoría de los casos se han observado efectos muy positivos de la aplicación de cubiertas vegetales en la retención de agua, el NFA, y el retraso de la maduración por menor efecto del calor.
Otra de las acciones sobre el suelo que se considera de interés, es la fertilización orgánica.
Se recomienda una fertilización orgánica regular, moderada y anual. El aporte orgánico de fondo suele realizarse en invierno, pero se puede corregir con una fertilización también orgánica ya sea mediante aplicación foliar o por fertirrigación, a lo largo del ciclo vegetativo.
Para ello, es imprescindible contar con datos reales del estado nutricional de nuestro suelo. Una herramienta válida para su estudio, puede ser el uso de un espectrofotómetro que tenga programados los métodos para analíticas básicas de suelo como el nitrógeno, fósforo o potasio, a partir de las cuales podamos tomar decisiones sobre las necesidades de fertilización.
Prácticas recomendadas en la VIÑA
En cuanto a acciones sobre la viña se están centrando sobre todo en:
Estudiar variedades y clones de ciertas variedades que estén mejor adaptadas a las nuevas condiciones y que presenten ciclos más largos de maduración. Esto permitiría un mejor acople de la madurez tecnológica (marcada por la acidez y el contenido de azúcar) con la aromática y fenólica.
A nivel nacional, tenemos la suerte de contar con importantes bancos de germoplasma donde se están realizando estudios con resultados concluyentes sobre variedades que pueden ayudarnos a mitigar los efectos adversos del cambio climático.
Por otra parte, están las prácticas de reducción de la temperatura del racimo mediante la aplicación de mallas de sombreado.
El incremento de la temperatura contribuye a que las hojas se marchiten y caigan de forma prematura dejando el racimo al descubierto con los efectos adversos consiguientes por su exposición a factores extremos. El sombreado de las vides mediante redes de protección, ha conseguido limitar la transpiración, la radiación incidente y el estrés hídrico. Protegiendo a su vez los racimos de posibles quemaduras por el efecto del sol que generan decoloraciones amarilla y parduzca en la baya. Las mallas además contribuyen a una diminución de la temperatura en los racimos que puede ser de hasta 4ºC
Todo ello hace que la calidad del mosto en presencia de mallas de sombreo sea mayor, con menor contenido de azúcar, mayor acidez y ácido málico, un incremento en el NFA, así como un relevante aumento en el contenido de antocianos.
Prácticas recomendadas en el AGUA
Por último, podemos actuar sobre el agua, de hecho se ha demostrado que el riego por goteo puede proporcionar una distribución y uniformidad óptimas además de una alta eficiencia del riego. El riego por goteo puede ir en superficie o subterráneo. Este último, ha presentado ventajas como un bulbo más voluminoso.
Se recomienda combinar y complementar esta práctica con la de la cubierta vegetal para buscar un equilibrio entre los efectos beneficiosos de cada uno de ellos.
Con el fin de controlar las características del agua utilizada para el riego, se puede contar con elementos de medición sencillos como monitores para vigilar de forma continua el pH y el contenido de nutrientes a través de los TDS o la conductividad. Estos trabajan de forma continuada y con sondas multiparamétricas adaptadas a las condiciones de las instalaciones de riego.
También son cada vez más numerosas las experiencias de uso de aguas regeneradas y reutilizadas en las cuales con el control químico de una serie de parámetros de manera continua, podemos asegurar la adaptación de las condiciones del agua al uso pretendido, bien sea para riego u otros usos.
Intensificación de control de parámetros químicos durante la vinificación
En HANNA instruments hemos reunido aquellos parámetros químicos que consideramos más importantes a vigilar para amortiguar estos cambios y sus efectos en la vinificación, indicando los equipos de control recomendados para cada caso.
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